El Ministerio de Seguridad Pública de la República Democrática Alemana (conocida como Stasi) fue creado el 8 de febrero de 1950 y tenía como objetivo funcionar como un implacable servicio secreto tanto fuera como dentro de la RDA. Su sede se ubicó en Berlín Oriental. Dirigida con mano de hierro por Erich Mielke bajo los auspicios de E. Honecker, la Stasi debía ser el escudo y la espada del Partido Comunista. Fue una policía secreta entre las más poderosas y represivas del mundo: en 39 años la Stasi fichó y condenó a cientos de miles de personas. Contó con 91.000 espías a su servicio y 300.000 informantes civiles, encargados de vigilar cada uno de los movimientos de los habitantes sospechosos de no simpatizar con el régimen.
Según declaraciones del historiador Jens Gieseke "la Stasi no sólo persiguió disidentes, sino que también se encargó del espionaje y contraespionaje. Participó en terrorismo internacional y buscó contactos. Y para todo ello precisó de conexiones internacionales".
De los 16 millones de ex ciudadanos germano-orientales, seis millones fueron espiados y se elaboraron a sus espaldas detallados informes. Las actas de la Stasi ocupan 114 kilómetros y se pueden consultar desde 1992. A día de hoy, un millón de personas ha solicitado leer su expediente.
La Stasi fue disuelta en noviembre de 1989, tras la caída del Muro de Berlín, y se inició la destrucción sistemática de los archivos. Alertados por los rumores, la noche del 15 de enero de 1990, una multitud de alemanes del este invadió su cuartel general para impedirlo. Pese a ello, no consiguieron salvar el 5% de los documentos. En cuanto al resto, se necesitaron muchos años e innumerables debates en la Alemania reunificada para que el público pudiese acceder al archivo, el mayor del mundo sobre una dictadura.
La película “La vida de los otros”, ganadora del Premio de la Academia a la Mejor Película Extranjera en 2007, revelaba al mundo los extremos a los que llegó la Stasi en sus operaciones contra sus propios ciudadanos y dio a conocer al público las actuaciones de un servicio secreto que con un agente por cada 200 personas, fue más eficaz que la Gestapo y el KGB.