El13 de julio de 1936, el
diario “El Sol” daba la noticia del asesinato del teniente de la Guardia de
Asalto José del Castillo Sáenz de Heredia.
“A
las diez y cinco, en la calle de Augusto Figueroa, donde vivía el teniente de
asalto don José Castillo, perteneciente al segundo grupo, que tiene su
alojamiento en el cuartel de Pontejos, esperaba un grupo, al parecer de cuatro
individuos. A esa hora el Sr. Castillo salió de su domicilio para tomar el
servicio, que empezaba a prestar a las diez. Un testigo ha declarado que pudo
escuchar cómo uno de los cuatro individuos dijo: «Ése, ése es», señalando al
teniente Castillo. Al acabar de oír esto, cayó al suelo, a efectos de un fuerte
empujón, y simultáneamente sonaron varios disparos. Se repuso rápidamente este
testigo a tiempo de recibir al Sr. Castillo al desplomarse. Ayudado por otro
vecino de la misma calle, trasladó al señor Castillo a un automóvil y se
dirigieron al Equipo Quirúrgico. El teniente falleció en el camino.
El
cuerpo del teniente Castillo presentaba una herida de arma de fuego con
orificio de entrada por la cara posterior del brazo izquierdo. Y otra, también
de arma de fuego, con entrada por el quinto espacio intercostal y sin orificio
de salida, mortal de necesidad.
Durante
la tarde, la aglomeración de gente, compuesta en su mayoría por clase obrera,
que acudía a la Dirección de Seguridad para desfilar ante el cadáver del
teniente Castillo, era enorme. Estacionada frente al edificio de la Dirección,
había a las seis de la tarde, unas cuatro mil personas.”
Teniente
José Castillo (1901-1936)
El asesinato del teniente
Castillo, partidario de la República y simpatizante socialista, la noche del 12
de julio de 1936, convulsiona España y lleva a sus compañeros de la Guardia de
Asalto a pedir venganza
José del
Castillo Sáenz de Tejada nace en Alcalá la Real (Jaén) el 29 de junio de 1901.
A los 18 años ingresa en la Academia militar de Toledo y una vez licenciado es
destinado a Marruecos. En 1925 consigue ser ascendido a teniente y su nuevo
destino se fija en el regimiento de Infantería de Alcalá de Henares. Con la
proclamación de la República comienza a participar en la vida política, y sus
simpatías se dirigen hacia la corriente socialista.
Cuando tiene
lugar la Revolución de Octubre de 1934, el teniente se encuentra al mando de
una sección de morteros destinada en Cuatro Caminos, cuya misión es sofocar una
manifestación de apoyo a los revolucionarios asturianos. Las órdenes de sus
superiores son claras: disolver la concentración. A pesar de ello y de la
gravedad de la situación, el teniente no interviene y, tal como detalla el
historiador Marino Aguilera Peñalver, Castillo proclama en voz alta: "Yo
no tiro sobre el pueblo". Su desacato
es juzgado en consejo de guerra y Castillo es condenado a un año de cárcel.
Pero el teniente cada vez se identifica más con la República y quiere jugar un
papel más efectivo en su defensa. Por ello, al salir de prisión ingresa
inmediatamente en la Guardia de Asalto, y de nuevo es destinado a Madrid.
Pese a los
esfuerzos de la Guardia de Asalto por apartar al teniente del punto de mira de
los falangistas, Castillo sufre dos intentos de asesinato, de los que sale
ileso pero que obligan a las milicias socialistas que él entrena a escoltarle
permanentemente.
Esa noche,
cuando se dirige hacia el cuartel de Pontejos, donde presta servicio, es
abatido por cuatro encapuchados. Su cadáver es trasladado a la Dirección
General de Seguridad. En el cuartel se comienzan a concentrar paisanos y
guardias. La palabra que más se escucha es "venganza".
Historia2.0