Hoy 28 de junio de 2011, se cumplen 97 años de un asesinato que cambiaría el rumbo de la historia. Me refiero al atentado perpetrado en Sarajevo contra el archiduque Francisco Fernando (heredero al trono de Austria-Hungría), a manos de un activista serbio.
Los antecedentes a este asesinato no podían presagiar nada bueno, dado el clima prebélico que se podía respirar en prácticamente toda Europa. Las principales naciones habían entrado en una peligrosa espiral en la que dominaba una auténtica carrera armamentística y dónde las principales potencias se agrupaban formando alianzas de carácter militar (Triple Alianza y Triple Entente). En este contexto el Imperio Austro-Húngaro jugaba un papel fundamental como potencia dominadora de gran parte del territorio balcánico, dónde gozaba de escasas simpatías. La visita oficial del archiduque austro-húngaro propició la excusa perfecta para que en los Balcanes estallase la chispa que desencadenaría el primer conflicto bélico que se ha tildado de mundial. Tras el asesinato se desencadenó una continua sucesión de declaraciones de guerra, comenzando así la que iba a denominarse como Gran Guerra (1914-19189).
