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miércoles, 11 de julio de 2012

JOSEPH STALIN: EL TIRANO ROJO



(Gori, Georgia, 1879 - Moscú, 1953).

           Hijo de un zapatero pobre y alcohólico de Georgia, región sometida a la Rusia de los zares. Quedó huérfano a muy temprana edad y estudió en un seminario eclesiástico, de donde fue expulsado por sus ideas revolucionarias (1899), entonces se unió a la lucha clandestina de los socialistas rusos contra el régimen zarista. En 1903 siguió a la facción bolchevique, escisión del Partido Socialdemócrata,  que encabezaba Lenin. Tras el fracaso de la revolución de febrero y la marcha de Lenin a Finlandia, Stalin pasó a dirigir la Pravda (publicación oficial del Partido Comunista), al tiempo que formaba parte de la preparación de una nueva revuelta; al estallar la Revolución de octubre Stalin formó parte del gobierno revolucionario como Comisario de Nacionalidades, hasta 1922. Fue un militante perseguido hasta el triunfo de la Revolución bolchevique de 1917, época de la que procede su sobrenombre de Stalin («hombre de acero»). La lealtad a Lenin y la falta de ideas propias le permitieron ascender en la burocracia del partido (rebautizado como Partido Comunista), hasta llegar a secretario general del Comité Central en 1922.
Encabezó una pugna personal con Trotski por la sucesión de Lenin que, moriría en 1924. Aunque el líder de la Revolución había indicado su preferencia por Trotski, Stalin maniobró aprovechando su control sobre la información y sobre el aparato del Partido, aliándose con Zinoviev y Kamenev hasta imponerse a Trotski. La lucha por el poder se disfrazó de argumentos ideológicos, defendiendo cada uno de los bando una estrategia para consolidar el régimen comunista: la construcción del socialismo en un solo país (Stalin) contra la revolución permanente a escala mundial (Trotski). Stalin poseía una interminable ambición de poder; apartó del Partido a Trotski (al que mandó al exilio en México) y posteriormente mandó asesinar en 1940 (cuyo encargo lo llevó a cabo el español Ramón Mercader). Inició una serie de campañas de represión y persecución contra el ala “izquierdista” del Partido (con Zinovief y Kamevev a la cabeza, ejecutados en 1936), así como del ala “derecha” (Bujarin y Rikov, en 1938); estos acontecimientos y otros menores han sido conocidos como las purgas o Procesos de Moscú.
            Stalin instauró una sangrienta dictadura personal y acabó eliminando del proyecto marxista-lenninista todo rastro de ideas democráticas: anuló las libertades, acabó con el pluralismo político e instauró un régimen policial (llevando a cabo numerosas purgas contra la plana mayor de la revolución), condenó a un alto número de ciudadanos (se calcula que entre cinco y diez millones de rusos) a trabajos forzados o fueron encerrados en los “gulags” de Siberia.
            Desde el punto de vista económico y con la misma violencia impuso la colectivización forzosa de la agricultura, hizo exterminar o trasladar a pueblos enteros como castigo o para solucionar problemas de minorías nacionales, y sometió todo el sistema productivo a la estricta disciplina de una planificación central obligatoria. Con inmensas pérdidas humanas consiguió, sin embargo, un crecimiento económico espectacular, mediante los planes quinquenales: en ellos se daba prioridad a una industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores energéticos y la industria pesada, a costa de sacrificar el bienestar de la población (sometida a durísimas condiciones de trabajo y a grandes privaciones en materia de consumo).
            En política exterior temeroso de las ansias expansivas de Hitler en el este europeo, Stalin el tratado de paz germano-soviético, que implicaba dejar las manos libre a Hitler para iniciar su expansión, siempre y cuando no entrase en suelo soviético. El tratado, considerado ominoso por el resto de potencias europeas, es uno de los capítulos más controvertidos de la historia de la URSS puesto que tras la invasión de Polonia por Alemania y la declaración de guerra de Francia y Gran Bretaña, la Unión Soviética permaneció inalterable. La invasión de Rusia iniciada por Hitler en 1940 significó la entrada en guerra de la URSS al lado de una Francia derrotada y una Inglaterra en muy mala situación. Stalin llevaba ya dos años preparando la posible invasión alemana, incrementando hasta el límite la fabricación de armamento y la preparación del Ejército Rojo. Las consignas dadas desde el Estado, en forma de resistir al enemigo a cualquier precio, la política de tierra quemada propugnada por Stalin y la capacidad de aguante del pueblo ruso, provocó que el avance alemán fuera lento y penoso. Kiev retardó el avance nazi seis semanas; Odessa lo hizo en ocho y Moscú rechazó en dos ocasiones la toma alemana. La llegada del invierno fue un factor clave para la derrota alemana. El encuentro decisivo en la guerra se produjo en Stalingrado, punto estratégico e importante enclave industrial y que había sido preparado por Stalin para una defensa a ultranza. Las luchas se desarrollaron cruelmente hasta los rusos lanzaron un ataque en pinza que cercó a los alemanes y les causó miles de bajas. La victoria de Stalingrado (febrero de 1943) dio fin al avance nazi y significó una referencia en el curso de la Guerra.          
Tras la rendición alemana en mayo de 1945, Stalin se aseguró su control sobre la mayor parte del este de Europa, donde Stalin estableció un cordón de «Repúblicas populares» satélites de la URSS, participando en las conferencias de Yalta y Postdam celebradas con los aliados. El "nuevo orden mundial" supuso un nuevo desafío para la Unión Soviética que se situaba frente al sistema capitalista de los Estados Unidos. La resistencia estadounidense a los planes de Stalin dio lugar a la «guerra fría», clima de tensión bipolar a escala mundial entre un bloque comunista y un bloque occidental capitalista, que perduraría hasta la desaparición de la URSS.

Durante el conocido stalinismo, la represión impedía que se expresara el malestar de la población, apenas compensada con la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación. A este precio consiguió Stalin convertir a la Unión Soviética en una gran potencia mundial, capaz de ganar la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y de compartir la hegemonía con los Estados Unidos en el orden bipolar posterior.
Stalin murió el 5 de marzo de 1953, no estando aún claras las causas de su muerte; la versión oficial afirma que Stalin sufrió un derrame cerebral a causa de la hipertensión, mientras que sus seguidores afirmaron que fue víctima de un complot. Tras su muerte, él y su régimen han sido condenados en numerosas ocasiones. La más significativa de estas se dio durante el XX Congreso del PCUS en 1956, cuando su sucesor Nikita Jrushchov denunció su legado y condujo el llamado proceso de desestalinización de la URSS.

Documental: Stalin: el tirano rojo. Dónde se analizan los hecho más significativos de su mandato. 
























                                Prisioneros trabajando en un gulag en 1932

                                Localización de los gulags en la URSS

                               Los llamados "héroes de Stalingrado"

La Luftwaffe intentando abastecer a los soldados alemanes por medio de un puente aéreo que resultó un fracaso. 

Conferencia de Yalta, febrero de 1945

domingo, 8 de julio de 2012

FRANCIA Y ALEMANIA: 50 AÑOS DE RECONCILIACIÓN


En el día de hoy se cumplen cincuenta años del acto de reconciliación entre Francia y Alemania que derivaría en un acuerdo de amistad franco-germánico que sentó las basas de una cooperación entre ambos países, insólita hasta el momento.
El 8 de julio de 1962, Charles de Gaulle y Konrad Adenauer celebraron una misa de reconciliación juntos, en la catedral de Reims,17 años después de la Segunda Guerra Mundial. El lugar del encuentro estaba cargado de simbolismo para ambas naciones: la ciudad fue ocupada por los prusianos en 1870, el Ejército alemán destruyó considerablemente la catedral de Reims durante la Primera Guerra Mundial y fue también fue en esta ciudad francesa donde el 7 de mayo de 1945 Alemania firmó la capitulación sin condiciones que ponía fin a la Segunda Guerra. Durante el encuentro en Reims, De Gaulle afirmó que Francia y Alemania se unían para bien al servicio de la libertad y la confraternización. Adenauer, por su parte, explicitó: "Esta estrecha amistad, esta estrecha unión del pueblo francés y alemán, que no va dirigida contra nadie, que busca la paz y sólo paz, es, como usted ha dicho señor presidente, un regalo del cielo".

El canciller alemán Helmut Kohl dijo en 1987, cuando se cumplían 25 años de aquel acuerdo, que en Reims se podía sentir lo que significa "el aliento de la Historia". Reunido con Jacques Chirac recordaron el histórico día.

Durante siglos, ambos territorios han sido enemigos irreconciliable; franceses y alemanes han tenido que librar numerosos conflictos y combates, entre los más destacados se encuentran: la guerra franco prusiana (1870-71), la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial.

Hoy 8 de julio de 2012, tras cincuenta años de aquel histórico acuerdo, en la ceremonia celebrada en la catedral de Reims, la canciller alemana Angela Merkel  y el presidente francés François Hollande, rememoran el acto en el que hace 50 años se selló la amistad franco-germana. Este domingo marca el comienzo de una serie de manifestaciones organizadas por el cincuenta aniversario de la firma del Tratado del Elíseo, el 22 de enero de 1963, entre el general de Gaulle y Konrad Adenauer. El tratado fijaba los objetivos de la cooperación bilateral y marcaba la reconciliación entre Francia y Alemania luego de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo el acto de hoy se ha visto ensombrecido por un acontecimiento tremendamente luctuoso: la profanación de 40 tumbas de soldados alemanes de la Primera Guerra Mundial en un cementerio militar del este de Francia. Al parecer el peso de la historia sigue primando entre algunos colectivos.


De Gaulle y Adenauer en la catedral de Reims 

Merkel y Hollande en la conmemoración del 50 aniversario del acuerdo