La sublevación militar que desencadenó la Guerra Civil Española, uno de los episodios más siniestros de la historia reciente de nuestro país, comenzó comenzó el 17 de julio de 1936, en las guarniciones del Protectorado de Marruecos.
Todo comenzó en la tarde del día 17, cuando debido a una una filtración, los conspiradores comandados por el coronel Juan Seguí precipitan la rebelión, que estaba prevista para las 05:00 de la maña del día 18. A continuación, se declara el Estado de Guerra en la ciudad. Antes de concluir el día 17, los militares sublevados habían logrado el control de toda la ciudad.
En Ceuta y Tetuán, esa misma noche, alertados por sus compañeros de Melilla, el teniente coronel Juan Yagüe rebela a las tropas en Ceuta y se hace con la plaza. Sáenz de Buruaga hace lo propio en Tetuán y detiene al Alto Comisario de Marruecos. El Protectorado está en manos de los rebeldes un día antes.
El día 18 de julio, el general Queipo de Llano, Inspector General de Carabineros, se hace con el control de la ciudad de Sevilla, tras la detención del jefe de la II División Orgánica. Cádiz y Córdoba caen bajo el general Varela y el coronel Cascajo.
Al anochecer de ese 18 de julio, el general Francisco Franco llega desde Canarias para tomar el control del ejército del protectorado. En la madrugada al día 19, Franco llega desde Casablanca y comienza el traslado del ejército del protectorado por el estrecho. A esa misma hora, tropas rebeldes salen de los cuarteles de la periferia de Barcelona hacia el centro de la ciudad, pero son repelidas por la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. A mediodía llega desde Baleares el general Goded para hacerse cargo de la sublevación, pero por la tarde son derrotados.
Mientras tanto, en Madrid, el presidente del Gobierno, Santiago Casares Quiroga, incapaz de contener la rebelión ya generalizada, dimite. Se arma a las milicias obreras en la capital y durante la mañana del 19, el general Fanjul entra en el Cuartel de la Montaña y rebela a la guarnición con la intención de tomar la capital. Los milicianos, armados el día anterior, rodean el cuartel e impiden que salgan los rebeldes.
El día 20, el golpe de Estado militar ha fracasado, pero ha partido a España en dos. La Guerra Civil ha comenzado. Tras estos días llegarán tres arduos años de lucha, combate, dolor y muerte que se extenderán hasta el 1 de abril de 1939, con la toma de Madrid por parte de los sublevados. El epílogo a la guerra serán cuarenta años de dictadura y totalitarismo con Franco a la cabeza.
A continuación aparece el mensaje de Franco, alentando y justificando el golpe militar, que en definitiva, no era si no, un golpe en contra del legítimo gobierno republicano nacido de las urnas, tan solo cinco meses antes. Franco, que había llegado esa misma mañana a Tenerife a asistir al entierro del comandante militar Balmes, muerto en extrañas circunstancias (supuestamente se le disparó su arma), firmó el bando de guerra que se leyó en Melilla al anochecer del día 17:
"La situación en España es cada día más crítica, la anarquía reina en la mayoría de campos y pueblos; autoridades de nombramiento gobernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas; a tiro de pistolas y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los asesinos que alevosa y traidoramente os asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia. Huelgas Revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la población arruinando y destruyendo sus fuentes de riqueza y creando una situación de hambre que lanzará a la desesperación a los hombres trabajadores. Los monumentos y tesoros artísticos son objeto de los más enconados ataques de las hordas revolucionarias, obedeciendo la consigna que reciben de las directivas extranjeras, con la complicidad y negligencia de los gobernadores de monterilla [...]
La Constitución por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total: ni igualdad ante la ley, ni libertad, aherrojada por la tiranía, ni la fraternidad, cuando el odio y el crimen han sustituido el mutuo respeto, ni la unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial, por los regionalismos, que los poderes fomentan [...]."
Mensaje de Francisco Franco. Tetuán, 17 de Julio de 1936.
Publicado en ABC, 23 de Julio de 1936
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